¿Te gustan las cosquillas?

Cuando somos niñas nos olvidamos de que nacimos en un mundo donde el “humano masculino” lidera. Disculpa no nos olvidamos, cuando nacemos ninguna persona nos menciona que debemos andar por la vida cuidándonos de que el humano masculino (este puede ser un hombre o una mujer) se nos acerque, y yo no fui la excepción. Crecí en una familia rodeada por maravillosos seres humanos: mi mamá y mi nana, de modo que ningún humano masculino estaba al acecho. Si se lo habían preguntado tengo un padre, sin embargo él estaba y sigue cuidando de los suyos, sus varones y su esposa.

-¿Te gustan las cosquillas?, -me pregunto-. Y a quién no, de vez en cuando son divertidas y más cuando sientes que quieren consentirte y hacerte sentir feliz, pero hay diferentes tipos de cosquillas. Esas cosquillas en los pies son insoportables y no quieres que te las hagan más porque se vuelven irritables. En las costillas, esas son placenteras de las que me gustan. En las orejas, horribles pero encantadoras a la vez. Y esas cosquillas que nunca me mencionaron pero causan heridas internas cuando sales de su trance, creces y te recuerdan que en realidad fueron placenteras para alguien más.

-¿cómo te sientes? ¿te gusta?, que ricas cosquillas. Sigue, no pares mi niña. Se que quieres.

Tenía 8. Media 1,40 m (tal vez). Mis manos eran pequeñas. Mi piel blanca. Mi pelo grueso y largo. Mis ojos cafés, hundidos, con ojeras, las mismas que tengo hoy... mis ojos los mismos que lloran mientras escriben y los mismos que observaron su rostro. Mi cuerpo el mismo que recuerda sus cosquillas.

<¡Para las cosquillas! ya no quiero más>, dicen las 56 niñas violadas en esta cuarentena.

<¡Para las cosquillas! ya no quiero más>, dijeron las 17 mujeres asesinadas en esta cuarentena.

<¡Para las cosquillas! ya no quiero más>, han dicho las 11.792 mujeres violentadas en esta cuarentena.

Ahora puedes suponer cuantas veces más hemos dicho <¡Para las cosquillas! ya no quiero más>. No me gustan.

Erika Alejandra Chacón Rodríguez